Todos Decimos Mentiras Blancas
Todos Decimos Mentiras Blancas
Todos sabemos cómo se siente, es como apostarle al rojo en ruleta, una vez haces la apuesta y se cierra la mesa, los músculos se tensionan, tragas en seco; una vez la canica comienza a rodar se dispara la adrenalina, entran los nervios, el corazón se acelera y la temperatura corporal aumenta; y cuando cae en el rojo, y te das cuenta que ganaste, sientes el placer y el alivio de esa descarga de adrenalina resultante de no haber perdido. Mentir también puede volverse una adicción (Ramsland, 2012), así como apostar, o cualquier deporte de alto riesgo (Griffiths, 2019), dado que genera respuestas fisiológicas similares, tensión, liberación de adrenalina y dopamina. Sin embargo, no todas las mentiras fueron creadas igual, existen diferentes grados de mentiras: las mentiras reales, aquellas que se dicen con malicia y sin importar sus repercusiones, con el único propósito de facilitar un objetivo egoísta; las mentiras grises, ambiguas por naturaleza, son aquellas se pueden justificar a través de la circunstancia en que fueron dichas; y, las mentiras blancas, consideradas inocentes, son aquellas mentiras triviales, percibidas como altruistas y carentes de malicia (Erin, 2008). El foco de este ensayo son estas últimas, las mentiras blancas, y porqué debemos tener cuidado decirlas.
Cuando decimos mentiras usualmente lo hacemos por una de dos razones, para evitar un castigo o para obtener una recompensa (Paul Ekman Group, 2018). Sin embargo, las mentiras blancas son diferentes, normalmente una mentira blanca se dice con el único propósito de crear un ahorro psicoemocional al evitar una situación incómoda (Vitelli, 2017), que no necesariamente es negativa. Un ejemplo de esto son las llamadas de cumpleaños que recibimos de esos parientes lejanos con los que solo hablamos una vez al año, cuando queremos colgar creamos cualquier excusa para no sonar groseros, “Bueno primo gracias por la llamada voy a seguir aquí estudiando…” o “Tengo que colgar, me toca salir corriendo” entre otras muchas de las que todos somos culpables. Entonces, si las mentiras blancas no son intrínsecamente malas ¿Por qué se debe tener cuidado al decirlas? Según el psicólogo Devon McDermott “el problema mas grande con las mentiras blancas es que, normalmente, necesitamos seguir mintiendo para cubrir la mentira original” (McDermott, 2014), lo que nos lleva descender por una espiral de ética cuestionable hasta llegar a decir mentiras reales con tal de cubrir esa inocente mentira original. De igual forma, debemos tener cuidado cuando decimos esas pequeñas mentiras blancas porque se pueden volver costumbre, y si las normalizamos parte de nuestra vida diaria. Dado que, mentir es una costumbre aprendida mientras mas se haga y nos “salgamos con las nuestras” mas propenso seremos a volverlo a hacer, y de nuevo caer en esa espiral descendiente de cubrir una mentira con otra (Mintz, 2019). Un ejemplo de estas mentiras normalizadas es esa que le decimos a nuestros amigos cuando quedamos con ellos y vamos tarde “ya estoy llegando” cuando en realidad estamos a 20 minutos o “Ya salí de la casa no me demoro” cuando ni siquiera nos hemos bañado. Cuando mentir se vuelve costumbre esa delgada línea entre una mentira blanca y una mentira real se empieza a difuminar, nos vamos volviendo mas tolerantes a la mentira, así como el adicto a su droga, y cada vez se nos hace más fácil decir una mentira mas grande al punto donde no solo no podemos evitar mentir, sino que no podemos controlarlo (Mintz, 2019).
Decir una mentira blanca no es intrínsecamente negativo, incluso a veces es necesario para sostener el entremallado social. Sin embargo, se debe tener cuidado al decirlas, o mejor no decirlas. Dado que descender por esa espiral de mentiras es muy fácil y muchas veces incluso inconsciente. Y, podemos acabar por destruir el mallado social que en un principio queríamos sostener.
Bibliografía:
Anonymous. (2018). Why Do People Lie?. 14/10/2019, de Paul Ekman Group Sitio web: https://www.paulekman.com/blog/why-do-people-lie-motives/
Erin M. Bryant. (2008). Real Lies, White Lies and Gray Lies: Towards a Typology of Deception. 14/10/2019, de Trinity University Sitio web: https://pdfs.semanticscholar.org/5361/923291cda659e7fc7512b7239eacfff026da.pdf
Griffiths, Mark. (2019). Can Extreme Sports Become Addictive?. 14/10/2019, de Psychology Today Sitio web: https://www.psychologytoday.com/intl/blog/in-excess/201904/can-extreme-sports-become-addictive
Mintz, Steven. (2019). Beyond Happines And Meaning. Columbos, EEUU: GateKeeperPress.
Ramsland, Katherine. (2012). Addicted to Lies. 14/10/2019, de Psycholody Today Sitio web: https://www.psychologytoday.com/us/blog/shadow-boxing/201202/addicted-lies
Vitelli, Romero. (2017). Telling "Little White Lies". 14/10/2019, de Psychology Today Sitio web: https://www.psychologytoday.com/intl/blog/media-spotlight/201707/telling-little-white-lies
Detalles del articulo
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AutorGabriel Rodriguez
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LugarBogotá Colombia.
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Año2019
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TemaAcoso en la Universidad