¡Ya es hora de volver a las aulas!
¡Ya es hora de volver a las aulas!
Por: Santiago Cabrera Moreno
Hoy cerca de 7,9 millones de niños y jóvenes en Colombia llevan más de 400 días sin poder ir al colegio. Imagínense por un momento todo lo que una persona, como ustedes o como yo puede aprender o desaprender en 400 días. No obstante, nos encontramos con que a estos millones de niños del país se les ha quitado esa oportunidad y ese derecho de aprender de manera radical y tajante.
En el caso de Colombia, la situación no es menos que paradójica. La pandemia dio un golpe que ha dejado herida de gravedad a la educación en Colombia. Si bien no se ha tenido un repuesta positiva en muchos sectores, incluido el gobierno.
Particularmente considero que quienes impiden radicalmente que se abran los colegios públicos del país, son en su mayoría sus propios profesores representados por FECODE[1], el mayor sindicato docente del país. Paradójicamente estos profesores que deberían defender los intereses de cientos de miles de niños que buscan una educación, se oponen radicalmente al retorno a las aulas, alegando desde mi punto de vista demandas poco claras y con una postura parcializada, sectaria y obstinada que niega la evidencia técnica y la situación global.
Fuente: https://cookchildrens.org/coronavirus/action/Pages/Safe-Reopening.aspx
En los medios de comunicación oficiales de la organización se escucha la imperativa de FECODE “solo regresaremos a las aulas cuando se garanticen las condiciones de salud y de vida de toda la comunidad educativa”, afirmaciones que dejan muchas preguntas, pues no es del todo claro a que se refieren los agremiados por “condiciones de salud” tanto en sus comunicados públicos, como en el pliego de peticiones oficial entregado al gobierno nacional.
Si se refieren a los protocolos de mitigación de contagio del virus SARS-COV-2 establecidos por la OMS (Organización mundial de la salud), estas “condiciones de salud” ya existen en un gran número de instituciones educativas y las recomendaciones de bioseguridad son transversalmente aplicables a la mayoría de las instituciones educativas del país (lavado de manos, distanciamiento físico, ventilación adecuada y uso de mascarilla). Adicionalmente, la ventilación y el distanciamiento son una cuestión de logística interna de cada institución, por ejemplo, la ubicación de pupitres acorde con las medidas de distanciamiento, la apertura de ventanas y la opción de realizar sesiones al aire libre. Además un informe publicado por el laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, encontró que el 89% de los colegios del país cuenta con acceso a agua para el lavado de manos, el restante queda en zonas rurales apartadas dónde la presencia del virus es poco significativa o nula.
Ahora bien, en su pliego de peticiones y cuando hablan de “condiciones” parece que se refieren también al mejoramiento radical y de la noche a la mañana de la infraestructura física y tecnológica de las instituciones educativas. Tal como lo solicitan en el parágrafo V. de su pliego de peticiones publicado el 26 de febrero pasado, considero que dichas demandas de la agremiación son completamente irrisorias. Se alejan completamente de un análisis objetivo de la situación actual política y económica del país. Hoy en día no se cuenta ni con los recursos, ni con la posibilidad de implementar semejantes cambios estructurales en tan corto tiempo. Si bien es cierto que algunas de sus solicitudes son problemas estructurales de décadas que si necesitan resolverse, como la cobertura universal de la educación básica y preescolar o la jornada única. No obstante, no se pueden corregir ni subsanar “de la noche a la mañana” y menos en medio de una crisis global sin precedentes.
Otro argumento de FECODE es “la alta posibilidad de contagio que hay en las escuelas”, sin embargo, un estudio publicado por el ministerio de salud de Islandia, que contó con una muestra de 42.000 niños y jóvenes del país, demostró que los niños menores de 15 años tenían aproximadamente la mitad de las probabilidades de infectarse de covid-19 que los adultos, y sólo la mitad de las probabilidades de transmitir el virus a otros. Es decir, si es por los niños y niñas, no hay razón de mantener las escuelas cerradas. Por supuesto esto no impide que surjan brotes locales que si llegasen a surgir, se pueden contener por medio de cercos epidemiológicos efectivos y rápidos en la respectiva institución educativa, tarea ya de las autoridades sanitarias.
Pero jamás será un argumento para promover cierres totales o regionales como hacen algunos voceros de FECODE en las redes sociales y como se estaba promoviendo hace unos días en el departamento de Antioquía, dónde sorprendentemente el 51% de los estudiantes se encuentra en alternancia y el sindicato “pego el grito” para exigir de nuevo un cierre indefinido, una muestra más de su poca empatía con sus propios estudiantes.
De otra parte, si bien en las grandes ciudades de Colombia, el 98% de las familias de estratos altos accede a internet, al mismo nivel de las ciudades del primer mundo, cerca de 20 millones de personas aún no tienen acceso a internet y según el Ministerio TIC, en las zonas rurales el acceso a internet es de solo un paupérrimo 17%. En estas condiciones para una gran proporción del país la educación virtual jamás será una opción viable.
Adicionalmente, hoy somos uno de los países con los peores resultados de las pruebas PISA, los mismos que hemos mantenido los colegios cerrados por más tiempo.
Todo lo anterior deja en claro la necesidad de retomar cuanto antes, la educación presencial o al menos la alternancia. De lo contrario, me temo se producirán daños irreparables en la educación de estos niños y jóvenes. También aumentará la desigualdad pues las oportunidades de acceso a la educación de calidad se concentrarán aún más en unos pocos privilegiados. Entonces, la pandemia y las medidas adoptadas estarían decidiendo por adelantado la vida de millones de personas, que estarán sentenciados a la pobreza educativa. Es por esto por lo que considero que ya es momento de volver a las aulas y de detener la respuesta nociva de estos sectores como FECODE.
Bibliografía:
El país (2021, 15 de abril). La pasividad de América latina ante la catástrofe educativa . tomado de https://elpais.com/opinion/2021-04-15/la-pasividad-de-america-latina-ante-la-catastrofe-educativa.html?ssm=whatsapp?event_log=go&prod=REGCRART&o=cerrado
FECODE (2021). Pliego de peticiones. Tomado de: https://fecode.edu.co/images/documentos2021/Fecodepliegopeticiones2021.pdf
García, S. (2021). FECODE y el gobierno: el conflicto por la educación presencial - Razón Pública. Razón Pública. Retrieved 18 April 2021, from https://razonpublica.com/fecode-gobierno-conflicto-la-educacion-presencial/.
La República.(2021). ´Retos para conectar la ruralidad´ . tomado de https://www.larepublica.co/responsabilidad-social/retos-para-conectar-la-ruralidad-2976305
Mossong, Joël; Hens, Niel; Jit, Mark; Beutels, Philippe; Auranen, Kari; Mikolajczyk, Rafael; Massari, Marco; Salmaso, Stefania; Tomba, Gianpaolo Scalia; Wallinga, Jacco; Heijne, Janneke; Sadkowska-Todys, Malgorzata; Rosinska, Magdalena; Edmunds, W. John (2008). Social Contacts and Mixing Patterns Relevant to the Spread of Infectious Diseases. PLoS Medicine, 5(3), e74–. doi:10.1371/journal.pmed.0050074
National geographic. (2021). We finally know how much kids spread coronavirus. Here is how it can help schools. Tomado de https://www.nationalgeographic.com/science/article/we-now-know-how-much-children-spread-coronavirus
Tiramonti, G. (2021). Retrieved 19 April 2021, from https://cms.argentinosporlaeducacion.org/media/reports/Consecuencias_de_interrupcion_de_clases.pdf.
[1] FECODE: Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación