Lo que viene después….

Por: Juan David Romero

Cuando los primeros casos de COVID 19 aparecieron en China y en los países cercanos, pocas eran las personas que se imaginaban la gran expansión global que tendría este virus. Poco tiempo después, llegaron los  primeros casos a Italia y  al resto de Europa.

Sin embargo, en América, aún se respiraba una extraña mezcla de incertidumbre y seguridad. Parecía que estar lejos del centro del caos, brindaba una “sensación de alivio”, pero en el fondo se sabía que eventualmente llegarían los problemas. Al mismo tiempo, existía una creencia colectiva de que implementar cuarentenas a tiempo, nos haría evitar las grandes catástrofes que se vivieron en Europa. Al final, el tiempo demostró que esta concepción estaba errónea. Si bien la situación no fue mucho peor que en Europa, tampoco fue notablemente mejor.  

A lo lejos, se observaba con esperanza la llegada de una vacuna eficiente contra el virus. Espera acompañada de noticias desoladoras y alarmantes que anunciaban cómo en países como España, Inglaterra e Italia, llegaban a haber más de mil muertos diarios por COVID 19. Situación que con el tiempo y a pesar de que el record de fallecimientos diarios seguía siendo alto, fue volviéndose menos alarmante. Parece ser que el ciudadano promedio aprendió a vivir con el riesgo. Más allá de que sea preocupante bajar la guardia, ante una emergencia tan grave, la población empezó a “vivir con el virus”.  

Con la llegada de las vacunas, Estados Unidos emergió como el máximo productor de ellas y se posicionó como el país de mejor ritmo de vacunación. La gran logística implementada parecía reivindicar a los norteamericanos frente al mundo. A su vez, el buen manejo de las vacunas parecía borrar la catástrofe vivida meses atrás en el país. No obstante, este país lleva unos días estancado con el 60% de la población con al menos una dosis. Aun cuando cualquier ciudadano norteamericano o residente de los Estados Unidos tiene acceso a la vacuna, hay un 40% de ellos que no están dispuestos a aplicársela. Este escenario hubiese sonado bastante extraño en los primeros meses de la pandemia, cuando se deseaba tanto que llegara la vacuna. No obstante, ahora esto representa un reto para la salud pública. Si bien no hay un Estado que obligue propiamente a un ciudadano a aplicarse la vacuna, surgió un debate sobre el interés colectivo y los límites de las libertades individuales en un contexto de salud pública. 

 

Afortunadamente, se ha probado que la obtención de vacunas no depende únicamente del poder económico de un país, ya que mediante la alianza Covax, muchos países del mundo reciben donaciones de vacunas. Sin embargo, es evidente que esto se ha vuelto un asunto diplomático. Por ejemplo, los beneficiarios de este programa en América Latina son en su mayoría aliados comerciales de Estados Unidos. En este listado, llama la atención la ausencia de Venezuela. El lector podría interpretar esto como la nula existencia de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos. De esta manera, se esperaría que este país esté avanzando con la vacuna rusa.  Sin embargo, el ritmo de vacunación en Venezuela es notablemente menor al promedio latinoamericano.

 

 

 

 

 

Conociendo lo anterior, es posible establecer que la batalla contra el virus tiene obstáculos grandes. En primer lugar, está el poder económico de un país para acceder a las dosis. De no tener suficiente motor económico, cuenta con la posibilidad de apoyarse en sus alianzas diplomáticas. Una vez superada esta barrera, cada Estado deberá enfrentarse a la abstinencia de un porcentaje alto de ciudadanos. Estados democráticos que defienden la libertad como Estados Unidos, deben analizar cuidadosamente hasta qué punto se entrometen en el libre albedrío de los individuos. Por un lado, el deber de un Estado es proteger al colectivo por encima de los intereses individuales. Por otro lado, la decisión de cada individuo sobre su cuerpo es decisión de cada uno. Al final, resulta ser un debate interesante. Lo cierto es que a esta lucha le falta un camino por recorrer.  

 

Referencias: 

 

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