¿Es pura cháchara?

Por: Tomás Giraldo Restrepo

 

Después de ver, y repetir, el primer Cara a Cara presidencial, organizado en alianza entre el diario El Tiempo y la revista Semana; degusté un sabor agridulce. Luego de que Vicky Dávila le agradeció a cada candidato por su tiempo y se despidió de quienes nos habíamos conectado desde nuestras pantallas, yo apagué el computador con un sentido de vacío.

Pasé dos horas escuchando a diez aspirantes a la presidencia de nuestro país, y aun así, mayoría de las ideas expuestas quedaron crudas. Mejor dicho, tenía la sensación de que me habían invitado a un asado a catar diferentes reses que iban sirviendo término azul.

Durante el debate, ningún argumento presentado, por ningún candidato, terminaba de cocinarse, como consecuencia de que no existía un esquema claro, y porque la mayoría de los aspirantes estaban más empeñados en sacar a relucir los trapos sucios de su competencia, que en exponer su campaña.

Lizeth García Bejarano, lo comentó en su artículo de opinión: “Cara a cara” entre candidatos presidenciales terminó en reproches, pullas y reclamos. Desde Ingrid Betancur expresando que Gustavo Petro le vendió el alma el diablo, hasta Rodolfo Hernández señalando a Federico Gutiérrez de cínico, mentiroso y farsante1.

Y que no se mal entienda… las diferencias, las acusaciones falsas, las dolencias, y todo reproche, tiene que decirse. Pero ¿hasta qué punto los debates presidenciales se han convertido en el espacio para que los candidatos se lancen cuchillos entre ellos, en vez de explicar sus posiciones frente a los temas que definen el futuro de nuestra nación?

Por un lado, es cierto que tener a diez candidatos debatiendo en un solo espacio, es ya de por sí, todo un reto logístico. Andrés Mompotes y Vicky Dávila no pasaron el mejor de los ratos moderando el panel del Cara a Cara. Algunos candidatos se excedieron, y por mucho, el minuto que se les otorgó para presentar sus propuestas, o en el debido caso, para contraargumentar. Otros, prefirieron seguir tirando puyas, que avanzar en los temas siendo discutidos. Y la mayoría, decidieron centrar su discurso en los temas que más comodidad les generaban, en vez de enfocarse en responder las preguntas en cuestión. Así que si se tratara de desorganización, podríamos pensar que el problema es de forma y no de fondo. Que los debates presidenciales no pueden darse entre diez candidatos, ya que al querer escucharlos a todos, no terminamos escuchando a ninguno.

Sin embargo, todavía estamos a más de dos meses de que se consoliden las tres coaliciones que agrupan a 17 de las más de 20 caras que buscan quedarse con la Casa de Nariño este año2, y por ende, en este momento no solo se vuelve un tema de a cuántos invitan a participar, sino, a cuáles excluyen. Por ejemplo, previo al “Cara a Cara”, los seguidores de Francia Márquez expresaron sus molestias ya que la líder social estuvo cerca de no ser invitada. En ese orden de ideas, el que sí se quedó por fuera fue Enrique Peñalosa, quien señaló que los debates presidenciales, en este momento, serían más relevantes si se convocaran únicamente a candidatos dentro de una misma coalición3.

Y Peñalosa tiene un punto interesante, tal vez, los ciudadanos tendrían más claro a qué candidato votar dentro su coalición de preferencia, si debatieran entre ellos, en vez de con otras coaliciones. Pero el inconveniente a mi modo de ver es que quienes llevan a cabo los debates son los medios de comunicación, y para ellos usualmente no es un tema sobre qué tipo de debate le genera mayor utilidad a la audiencia, sino cuál vende más. Y seamos honestos, preferimos ver a un Petro contra todos y un todos contra Petro; que sentarnos a ver, por ejemplo, un debate presidencial de la coalición Equipo por Colombia, en el cual sus integrantes juntos cuentan con una intención de voto inferior al 11%4.

Así que, qué pasa si el problema no es el formato del debate, su organización, o la cantidad de participantes, sino nosotros, la audiencia. Qué pasa, si en vez de informarnos, nos entretiene más sentarnos a escuchar polémicas. De ser ese el caso, estamos, más o menos, jodidos.

Noam Titelman explica que el debate público se ha convertido en un reality. Y esta farandulización se debe a que los políticos han entendido que la mejor forma de triunfar en las elecciones es utilizando los medios de comunicación para resumir los problemas complejos en frases cortas, conflictivas y entretenidas5. Y esto comenzó con la llegada de la televisión. Por ejemplo, hasta 1959 en Estados Unidos, la mayoría de los ciudadanos recibían la información política leyendo diarios o escuchando la radio. Sin embargo, una década después, el principal medio de información política era la televisión, y los candidatos habían aprendido que lo que decían era tan importante como su apariencia al momento de decir las cosas4. De hecho, en 1960 quienes siguieron la retransmisión del debate presidencial entre Nixon y Kennedy, argumentaron que el demócrata había salido victorioso, mientras que quienes siguieron el debate por la radio, afirmaron que el ganador había sido el republicano6.

Seis décadas después, la situación no es muy diferente. Nos convencemos de nuestro candidato favorito en parte por sus propuestas, pero en otro gran parte por su presencia. Su forma de manejar la presión ante las cámaras, de responder a un ataque sorpresa, de comunicar confianza y liderazgo a través de su lenguaje corporal. Los debates se hacen para mostrarnos mucho más que campañas presidenciales; y los mismos cuchillos que constantemente protagonizan estos espacios, nos dan claridad sobre temas que las solas propuestas no responderían.

 

 

Referencias

1. García, L. (25 de enero de 2022). “Cara a cara” entre candidatos presidenciales terminó en reproches, pullas y reclamos. Obtenido de RCN Radio: https://www.rcnradio.com/politica/cara-cara-entre-candidatos-presidenciales-termino-en-reproches-pullas-y-reclamos

2. Arboleda, A. (23 de enero de 2022). Consultas: la primera gran medición electoral de 2022. Obtenido de el Colombiano: https://www.elcolombiano.com/colombia/detalles-de-las-consultas-de-marzo-de-los-candidatos-presidenciales-elecciones-2022-LD16405907

3. Pulzo. (25 de enero de 2022). "Me han excluido": Enrique Peñalosa, crítico con medios que no lo invitaron a debate. Obtenido de Pulzo: https://www.pulzo.com/elecciones-2022/enrique-penalosa-molesto-con-medios-que-no-invitaron-debate-presidencial-PP1160191

4. Infobae. (27 de enero de 2022). Pacto Histórico refleja mayor intención de voto para elecciones presidenciales, según encuesta. Obtenido de Infobae América Colombia: https://www.infobae.com/america/colombia/2022/01/27/pacto-historico-refleja-mayor-intencion-de-voto-para-elecciones-presidenciales-segun-encuesta/

5. Titelman, N. (6 de enero de 2021). La farandulización de la política: cuando el debate público es un reality. Obtenido de CIPER: https://www.ciperchile.cl/2021/01/06/la-farandulizacion-de-la-politica-cuando-el-debate-publico-es-un-reality/

6. Panadero, R. (22 de octubre de 2020). ¿Sirven de algo los debates presidenciales en la era de la polarización? Obtenido de SEI2: https://cadenaser.com/programa/2020/10/22/hoy_por_hoy/1603345297_32703

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